Toda la vida hemos oído decir que las dolencias en los huesos son cosas de la edad. Hablamos del reuma y de la artrosis como cosas de viejos y nada más alejado de la realidad. Las enfermedades reumáticas pueden afectar a todas las edades.
En la actualidad, los términos ‘reuma’ o ‘reumatismo’ se engloban dentro de lo que llamamos ‘enfermedades reumáticas’, que agrupan a más de cien dolencias que afectan al aparato locomotor. Estas enfermedades que, como decimos, se focalizan en huesos, articulaciones, tendones, músculos, etc, no son como antiguamente se pensaba ni incurables ni condenan a quien las padecen a una vida de dolor sino que, una vez más, la naturaleza pone a nuestra disposición armas para combatirlas y hacerlas llevaderas.
Una buena alimentación será la ‘Base de nuestra salud’
Los desequilibrios alimentarios tienen mucho que ver con la aparición de los problemas reumáticos. Cada vez más, nos solemos encontrar los mismos errores dietéticos en personas afectadas por problemas reumáticos, exceso de alimentos refinados, proteína de origen animal y grasas saturadas, todos ellos alimentos acidificantes del organismo. La explicación es que para neutralizar este pH ácido, ponemos en funcionamiento el ‘Sistema Tampón’ y utilizamos las sales minerales almacenadas fundamentalmente en las estructuras óseo-articulares como el cartílago articular o del interior de los huesos, favorenciendo como consecuencia la osteoartritis o la osteoporosis.
Para las personas con enfermedades reumáticas, la alimentación más adecuada es la rica en alimentos alcalinizantes como: patatas, verduras de hoja verde, hortalizas no verdes (excepto el tomate), el requesón bien escurrido, suero lácteo, plátanos, frutos secos (almendras, nueces, castañas) y aguas minerales alcalinas. Se trata de una dieta cercana a la vegetariana, rica en frutas, legumbres, soja y derivados que mejoran mucho las molestias articulares.
Medidas para disminuir los efectos incapacitantes
- Hay que evitar llevar una vida con mucha actividad física o estrés, aunque conlleve cambiar de profesión o puesto de trabajo.
- Dormir una media de 8 horas diarias y, si es necesario, descansar a lo largo del día para no estar mucho tiempo de pie.
- Evitar actividades que necesiten de movimientos repetitivos y hacer fuerza con las manos.
- Mantener el cuello y la espalda estirados durante periodos prolongados.
- Dormir en una cama firme y utilizar una almohada baja.
- Usar zapatos adecuados evitando el plástico y los materiales sintéticos. Se recomiendan zapatos firmes y con refuerzo posterior para llevar sujeto el talón y con puntera ancha.
- Mantenerse en el peso adecuado, ya que la obesidad supone una sobrecarga para las articulaciones.
- Tomar suplementos naturales
Así pues, aquellas enfermedades articulares que no se pueden prevenir mediante el ejercicio, la alimentación y otras medidas sencillas, las controlaremos mediante la administración de sustancias naturales.
Los productos naturales pueden realizar diferentes acciones:
Los condroprotectores previenen y reparan el daño del cartílago articular.
Los analgésicos y antiinflamatorios disminuyen el principal síntoma que provoca el dolor.
También existen equilibrantes naturales del pH orgánico.
Así como moduladores de la respuesta inmunitaria de nuestro organismo, causa esta de enfermedades como la artritis reumatoide.
Los antioxidantes neutralizan los radicales libres que aumentan el deterioro de las estructuras articulares.
Por último, existen complementos destinados a la normalización de la permeabilidad intestinal. Esto, repercute en una mejoría de la absorción de los macro y micronutrientes.
Todos los suplementos serán más beneficiosos y fácilmente utilizados por el organismo, si los aportamos en una fórmula que se diluya en agua o zumo. De esta forma, aumentamos la absorción de los principios activos de los suplementos.
Otros, en forma de crema como Arti3, aportan las cualidades calmantes del sauce, del harpago o del árnica mediante un efecto calor de acción localizada.
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